Proyecto que presentó nuestra socia Alba Font en su intervención en el Brut durante el Blanc Festival

Mi nombre es Alba Font y, como muchas otras diseñadoras y diseñadores, a veces nos fascina más la anatomía tipográfica que la humana. Dedicamos horas y horas a conseguir lo que está en nuestras cabezas o conocemos más los programas Adobe que las calles de nuestra ciudad. Siento cosquillas en el estómago cuando hago lo que me gusta. En ocasiones me siento un bicho raro, pero se desvanece cuando veo ese brillo en los ojos de muchas de las personas que me rodean en esta profesión. Y es que, en resumidas cuentas, esa chispa es lo que se conoce como pasión, como la bomba que sale de las entrañas para Bukowski, como lo que la vida susurra para Spielberg o como el verso para Whitman. Al fin y al cabo, ese gran motor del ser humano. ¿Qué os voy a contar?

En un contexto donde hay más diseñadoras (y diseñadores) por metro cuadrado que partículas de ozono en suspensión, ¿no es mejor ayudarnos que criticarnos? Mi padre siempre me decía de pequeña que la admiración es fundamental para evolucionar. Es un sentimiento que, como si fuera una descarga eléctrica, nos empuja a aprender, a querer ser algún día como otros, como nuestros referentes (o al menos intentarlo). Siempre, claro está, con una gran dosis de respeto hacia el trabajo ajeno. En tiempos difíciles como los actuales, debemos recordar qué nos une como personas que amamos una misma profesión. Solo así podremos dignificarla, cuidarla y respetarla para conseguir que otros lo hagan también.

En estos diez minutos he preferido expresar lo que el diseño me aporta a mí más que lo que yo, humildemente, puedo aportar al diseño. A través de la música quiero reflejar cómo me siento: en concreto del violoncelo, uno de los instrumentos que más se asemeja a la voz humana. He escogido música contemporánea, lo que normalmente escucho para trabajar (bueno, vale, a veces también me pongo reggaetón) junto con el poema que me motiva en los momentos en que más lo necesito: “So you want to be a writer” de Charles Bukwoski. Y es que ¿quién no ha pensado nunca en dejarlo todo y hacerse panadero? Pero lo revelador es que no lo hacemos. Por algo será. Siempre seguimos abriendo nuestros Macs, más fieles que nuestros gatos o peces mascotas. Por algo será. Siempre seguimos removiendo las entrañas, estando atentos al susurro y contribuyendo con un verso. Por algo será.

Violoncel: Ofèlia Carbonell
Tipografia Prelude: Ricard Garcia
Vestuari: Cèlia Martinez i Maria Àngels Pladevall