Comunicación visual anti sistema
Invitada por el FAD, la Adbusters Media Foundation visitó Barcelona el pasado 8 de febrero. Un buen número de seguidores acudió a la cita para escuchar la conferencia de Adbusters con Pedro Inoue, el diseñador brasileño que colabora con la organización canadiense fundada en 1989 para plantarle cara al sistema capitalista en el que la mayor parte del mundo occidental se encuentra inmerso.
Adbusters, la revista que publica la fundación con su mismo nombre, de circulación masiva, mundial y sin publicidad, nació con la finalidad de establecer un discurso crítico sobre el consumismo, el capitalismo salvaje y el modelo informativo y comunicativo que ayuda a la perpetuación de un sistema que es responsable del deterioro medioambiental. Con una voluntad decididamente anti-publicidad, la publicación condena la asociación de identidad, deseo y necesidad con los productos consumidos, valor vital forjado a golpe tipográfico y visual por la industria de la publicidad. Los miembros de Adbusters buscan despertar conciencias, organizar acciones e invertir ese discurso a través de la evocación de sentimientos anti-consumo. Y para ello recurren a la misma arma, que no herramienta, que el enemigo: la comunicación visual.
Pero Adbusters no se limita a publicar una revista. Organiza campañas y acciones y dan apoyo a movimientos sociales que defienden sus mismos valores, desde el Occupy Wall Street a la reivindicación de un Internet libre de monopolios y control gubernamental o corporativo. Su intención va más allá y se dirige a la emancipación del ciudadano para liberarlo de las cadenas impuestas por el consumismo.
«Hay una diferencia muy grande entre la política y lo político»
Con esta frase, Jaron Rowan, investigador cultural, dio comienzo a la conferencia, comentando previamente que la política tiene un lenguaje propio que no se corresponde con el de lo político. Esto genera un contexto en el que la sociedad no tiene la posibilidad de transmitir sus deseos, malestar o preocupaciones. Ante esta situación, desde el punto de vista de Rowan, Adbusters sirve de altavoz y para ello recurre a un diseño que emplea estéticas de resistencia, subversión visual, activismo mediático y acciones de guerrilla. Con ello se intenta convertir lo político en política y comunicar las inquietudes de la sociedad de una forma crítica y contundente con mecanismos no convencionales.
Pedro Inoue, director creativo de Adbusters desde hace 8 años, empezó la presentación exponiendo la idea de la hiper-información, del scroll-down infinito, las cantidades ilimitadas de información existentes actualmente y la ansiedad por consumirlas: haber visto el último post, la última crítica y saber las cosas antes de que el resto de personas/espectadores lo sepan. Este cúmulo infinito sin un estadio final, ¿crea excitación o ansiedad? ¿Cuándo acaba? ¿Cuáles son las consecuencias? ¿Cómo podemos conectar, teniendo en cuenta la contaminación en nuestro espacio mental, con lo que realmente pasa en la vida de las personas? No solo producimos información sino que somos adictos a ella.
En 1989, en una época en la que la información era unidireccional (al no existir las redes sociales no había un intercambio de opiniones tan inmediato) Kalle Lasn y Bill Schmalz crearon Adbusters. Hicieron un anuncio llamado «Talking Rainforest» en respuesta a la campaña del British Columbia Council of Forest Industries «Forest Forever», que tenía una clara intención pseudoecologista para justificar la tala indiscriminada de árboles. Al querer presentar el contra-anuncio en la televisión canadiense, no consiguieron publicarlo porque no se les consideró una organización, así que, por ello, decidieron crear la Adbusters Media Foundation para poder ser ese altavoz de comunicación.
Pedro Inoue definió la revista como un cortometraje, un viaje entre la información que no sigue los estándares de las revistas al uso o la televisión, cuyos contenidos se ven interrumpidos por anuncios que aparecen en el momento de mayor estrés mental del espectador.
Entre el año 1977 y 1998, se produjeron algunos hechos importantes para el mundo occidental, y en especial, fue el momento en que el gobierno estadounidense puso especial énfasis en la prosperidad de los mercados y las empresas descubrieron que lo más valioso que poseían no era el producto en sí mismo, sino la imagen.
Fue en 1999, cuando Adbusters comenzó a reflexionar sobre cuál era su foco de atención e intentó no solo luchar por el medio ambiente sino practicar un «medioambientalismo mental», utilizando recursos de la cultura dominante para llevar a cabo una publicidad subversiva e influir a la gente para que quisiera cambiar la situación.
De esta manera, Adbusters creó campañas contestatarias como el «Buy nothing day» (El día de no comprar) que consistía en no consumir nada justo en la misma fecha que el Black Friday. Con ello se pretendía provocar una reflexión sobre lo que se tiene y lo que realmente se necesita, cuestionando el modelo económico basado en el consumo para atacar al sistema.
Esto fue la chispa que desencadenó más acciones. Una de ellas consistió en que la gente se vistiera de zombie y fuera a los centros comerciales como contestación al consumismo. En Japón se llevó a cabo la misma acción: una multitud de personas se vistió de Santa Claus e invitó a los consumidores a reflexionar.
Otra de las fechas clave en las acciones de Adbusters fue el año 2011. Inspirados por muchos movimientos antisistema ubicados por todo el mundo — entre ellos el 15-M en España — hicieron la famosa campaña «Occupy Wall Street» con un cartel en contra del capitalismo, en el que aparece una bailarina subida en la escultura del toro de Arturo Di Modica, símbolo de la banca en Nueva York. El diseño creó mucha controversia hasta el punto de que la bailarina y el artista no quisieron que se reprodujera, pero aun así se creó un movimiento alrededor. Adbusters creció, tuvieron donaciones y más subscripciones y así decidieron hacer el libro «Meme Wars». La versión de tapa dura se hizo con papel de lija pensando en que ese libro estaría en la estantería de economía en las librerías y bibliotecas e iría erosionando los libros de su alrededor.
Respecto a 2018, Inoue lo definió como el año en el que no se sabe qué está pasando en el mundo y si alguien lo sabe es porque está mal informado. Desde su punto de vista, el sistema está en crisis; todo lo que se ha prometido desde la política no se ha cumplido y la sociedad es consciente de esto. No se sabe dónde vamos, pero es importante enfocarse en cómo se usa esta situación de incertidumbre de forma positiva y como fuente de inspiración. El momento en el que vivimos es único y muy valioso y tenemos mucha información en nuestras manos. Todo líder es un símbolo, todo gobierno es una marca. La cultura y el contexto nos permiten tener herramientas para luchar contra el sistema, seguir probando, seguir creando memes y usarlos a nuestro favor. Una idea, un grupo, puede crear algo y la creatividad por fin tiene poder. Podemos conectar las cosas y somos conscientes del principio de causa y efecto.
Con su charla, Pedro Inoue nos transmitió, por tanto, que no estamos desarmados porque tenemos plataformas, un contexto, una cultura, metáforas y una serie de estrategias globales que nos permiten pensar que no todo está perdido porque, sobre todo, siempre es importante creer en algo mejor.
*La conferencia fue grabada por la plataforma online de radio Dublab.es, puedes escucharla aquí.