La identidad de la Massana se alza con el Grand Laus de Diseño Gráfico 2018

La nueva identidad corporativa de la Escola Massana pone en cuestión la misma idea de identidad entendida como metáfora visual fuerte, significativa e incuestionable de una organización. Es una marca sin vocación de marcar. O, mejor dicho, con la vocación de que sean los propios usuarios los que la acaben de convertir en marca.
Además, es una identidad que estimula el vínculo entre la comunicación visual y la práctica del arte. Qué apropiado resulta, por tanto, para una institución cultural y artística de referencia.
El estudio responsable de este trabajo, merecedor del premio Grand Laus de Diseño Gráfico, es Bendita Gloria. En la edición anterior de los Laus ya consiguió un premio Laus Aporta-Fundació Banc Sabdell, con Thinking Out Loud, el catálogo de la empresa Anna Bonny. Ahora, con la identidad de la Massana, Bendita Gloria nos lleva a otro extremo de su concepción del diseño. Aquí no hay, propiamente, una narrativa, sino un contexto y un programa de posibilidades.

A la hora de presentar oficialmente su trabajo –en un proceso que fue asesorado por ADG-FAD–, Bendita Gloria mencionó de primeras la obra de Gordon Matta-Clark, el artista-arquitecto de los años 70 conocido popularmente por extraer fragmentos de edificios i convertirlos en materia estética. Más allá de esta descripción efectista, de Matta-Clark nos interesa la definición que el mismo hacía de su propia obra: “La auténtica naturaleza de mi trabajo con edificios está en desacuerdo con la actitud funcionalista, en la medida en que esta responsabilidad profesional cínica ha evitado cuestionar o reexaminar la calidad de vida que se ofrece”.
Esto resuena en el proyecto de Bendita Gloria, donde nos parece intuir que lo más importante es la gente que usará la identidad de la Massana, que se relacionará y que se sentirá representada. Empezando por un barrio, el Raval, al que se ofrece una marca institucional que huye de invadir el espacio y continuando por la comunidad educativa de la escuela, que no necesita el peso de una huella corporativa sino el aliento estimulante de la ausencia. No se impone, no se explica. Se invita, se cede, se transforma en comunidad sin dejar de ser lo que cada uno pretende.

¿Cómo se materializan todas estas ideas, que parecen flotar en un limbo donde las normas no tienen una misión coactiva sino tan solo un valor transformador? Por ejemplo, en estrategias como la volubilidad del nombre: la marca puede ser ‘Escola Massana’, ‘La Massana’, ‘Massana’ o ‘M’, invitando a una libre elección.
También vemos franqueza y adaptación en el ejercicio constructivo que plantean los diferentes elementos de comunicación; los textos de los carteles, por poner un caso, componen un ritmo invisible que conecta con la arquitectura del movimiento moderno, con las vanguardias, con la objetividad geométrica.
La propuesta de página web participa igualmente de una búsqueda de linealidad que la acerca a un significado casi ingenuo, una tabula rasa. Como si esta nueva Massana nos propusiera acercarnos sin ideas preconcebidas, con una mirada virgen, dispuesta a crecer sobre fundamentos menudos y fuertes, preparada para expandirse a caballo de una comunicación suave y poderosa.

La Massana fue valiente, vanguardista y participativa a la hora de escoger y trabajar su nueva identidad. Este premio es para el estudio, para la escuela y para todos aquellos que harán suyo este lenguaje visual que les coloca en los diálogos con la ciudad, el barrio, el arte, los compañeros, el mundo… y demostrarán con ello que el diseño es, sobre todo, comunicación. Bravo.
Entrevista a Santi Fuster y Alba Rossell de Bendita Gloria durante la Nit ADG Laus 2018: