Tinglado ha presentado una propuesta creativa que se aleja de las campañas clásicas de ópera, con una gran potencia visual, atractiva y rompedora.

El ciclo Òh!pera 2025 apuesta por el talento emergente, la experimentación y las nuevas miradas sobre el universo operístico. La identidad gráfica de esta edición no podía ser una excepción. Entrevistamos a Tinglado, estudio socio de ADG-FAD, que ha desarrollado la identidad de este ciclo de micróperas organizado por el Gran Teatre del Liceu y el Disseny Hub Barcelona.
¿Quién es Tinglado?
Somos dos diseñadores gráficos de Girona que coincidimos estudiando juntos en la Escola d’Art d’Olot. Poco a poco, fuimos realizando proyectos académicos en conjunto. Coincidíamos en la manera de comunicarnos a través del diseño, y eso es lo que ha hecho que sigamos trabajando juntos hasta ahora. La idea de crear un estudio o trabajar por nuestra cuenta siempre ha sido, y sigue siendo, una motivación para seguir adelante y continuar aprendiendo de la profesión.

¿Cuál es el punto de partida del encargo?
Los puntos clave del briefing eran muy claros y, al mismo tiempo, dejaban mucha libertad creativa a la hora de diseñar. La propuesta debía ser visualmente atractiva y rompedora, alejada de las campañas clásicas de ópera, con la imagen como elemento principal. En todo momento, nos dieron plena libertad para diseñar, lo que facilitó mucho la toma de decisiones. Se agradecen proyectos así, donde hay una confianza total en el transcurso del encargo.
¿Sobre qué concepto gira la campaña de este año?
La principal problemática con la que nos encontramos en este proyecto fue la necesidad de comunicar un mismo mensaje para tres micróperas con temáticas muy diversas entre sí. Por eso optamos por unificar el discurso y centrarnos en lo que las engloba: son óperas de nueva creación, y todas las personas que participan son estudiantes o profesionales que todavía no han trabajado en el mundo de la ópera. Es, por tanto, un momento de nacimiento: de nuevos talentos, escenografías, música, vestuario, etc. De ahí nace la metáfora del nacimiento de un bebé, un acto cargado de expectación que, por primera vez, acapara el foco y la mirada del público. Al presentar la idea, éramos conscientes de que se trataba de una propuesta arriesgada, pero creíamos que la figura del bebé era la que mejor sintetizaba el proyecto.

Habéis utilizado una estética potente, tipográficamente expresiva y con una cierta teatralidad. ¿Qué decisiones formales se tomaron para transmitir el espíritu del proyecto?
En este proyecto, la tipografía ha jugado un papel de acompañamiento respecto a la imagen, buscando mantener un vínculo sutil con el mundo de la ópera y el teatro. Actúa como contrapunto a la fuerza visual de las imágenes, sin renunciar a la elegancia propia de la ópera. Por un lado, la imagen pretende impactar y desconcertar; por otro, la tipografía aporta ese detalle que nos conecta con la esencia del Liceu.
¿Qué tipo de piezas habéis desarrollado? ¿Hay alguna en especial que destacaríais?
Ha sido muy interesante ver cómo, al trasladarnos al movimiento en los soportes digitales, la imagen y el sonido cobraban vida. De hecho, a diferencia de otros proyectos que hemos realizado, ha supuesto todo un reto proponer piezas tanto estáticas como dinámicas y conseguir que siguieran manteniendo el concepto y la coherencia. Por eso, si tuviéramos que escoger, nos quedaríamos con las entradillas de los reels para Instagram o las cápsulas audiovisuales.

¿Cómo habéis trabajado las fotografías?
Al principio, como anécdota, nos planteamos que todas las imágenes fueran fruto de una sesión fotográfica con bebés reales. De hecho, empezamos a preguntar a nuestro entorno para ver si podíamos conseguir bebés dispuestos a participar en la campaña. Mientras tanto, explorábamos cómo queríamos que fueran las imágenes mediante inteligencia artificial, con el fin de definir la dirección de arte. Poco a poco, sin embargo, nos dimos cuenta de que controlar detalles como la posición de las manos, la mirada o la iluminación sería prácticamente imposible con un recién nacido, y estos aspectos eran fundamentales para transmitir el concepto.
¿Cuál es el reto principal al que os habéis afrontado?
Como hemos comentado antes, el proceso nos llevó a trabajar con inteligencia artificial, algo que no habíamos utilizado hasta entonces. Esto nos llevó a una fase de aprendizaje con herramientas de creación de imagen y vídeo, con el objetivo de poder resolver el encargo. Esto no significa que vayamos a utilizarla en todos los proyectos que hagamos, sino que, en este caso, nos resultó útil y necesaria por el tipo de concepto y formalización.

¿Cuáles son vuestros referentes creativos?
Podríamos mencionar diseñadores y diseñadoras de renombre internacional o estudios de referencia, pero creemos que no aportaríamos nada nuevo, porque todos los conocemos. Preferimos reivindicar una práctica como la cooperación y el trabajo conjunto con profesionales que tenemos muy cerca. Actualmente, hemos estado trabajando en proyectos concretos con compañeros y compañeras como Pere Àlvaro o Maria Blanch. Este tipo de colaboraciones nos da la oportunidad de aprender y descubrir otras maneras de hacer, con personas que entienden el diseño de una forma muy similar a la nuestra y que, para nosotros, son verdaderos referentes, de quienes aprendemos en el contexto cotidiano de los proyectos.
¿En qué proyectos estáis trabajando actualmente?
Ahora mismo estamos trabajando en varios proyectos de ámbitos diversos, como la editorial, el packaging y la identidad. Recalcamos que no nos definimos por ninguna disciplina ni estilo concretos, sino que damos prioridad a la idea o al concepto, y la formalización varía según las necesidades de cada encargo.