Portadas de Josef Albers y Charles E. Murphy
Jaume Pujagut
Cuando desde ADG-FAD me invitaron a colaborar con la asociación escribiendo sobre temas musicales, lo primero que me vino a la cabeza fue hablar sobre las portadas de discos. Unos objetos que me han acompañado a lo largo de los años y con los que tengo una relación muy especial. A pesar de que hoy en día casi todo el mundo escucha la música en soportes digitales, el disco de vinilo (y su envoltorio) ha logrado sobrevivir a la invasión de otros soportes y a la música que todos escuchamos —en un momento u otro— en streaming.
Creo que a estas alturas no hace falta hablar de los clásicos (Hipgnosis, Blue Note, el Sargento Pimienta y su banda de Corazones Solitarios, el plátano de la Velvet o la cremallera de los Piedras Rodantes y un largo etcétera) ni siquiera recordar que el concepto de cubierta o carátula de disco fue una idea de Alex Steinweiss que se le ocurrió mientras paseaba por las calles de Nueva York al ver la marquesina de un teatro. Así que sin más dilación paso a hablaros del trabajo de Josef Albers y Charles E. Murphy.
Command Records con un Saul Bass de regalo.
En mi casa todavía tengo y escucho mi colección de vinilos: singles, EPs, Maxis o LPs. En las paredes de la sala tengo colgadas unas fundas de plástico con algunas de las portadas que más me gustan —no necesariamente por la música, sino por su diseño gráfico; a nivel musical y a pesar de mi admiración eterna por los cuatro chicos de Liverpool, creo que el mejor disco de la historia es el What’s going on de Marvin Gaye— y sobre el plato, un plotter casero con reproducciones a tamaño real de algunas de las portadas de Command Records. No las tengo en las fundas de plástico, simplemente porque en mi colección no se encuentra ninguno de esos discos y aunque me gustaría tenerlos, de momento y quién sabe hasta cuando, me conformo con mi plotter casero.
Pero volvamos a Command Records, una compañía fundada por el director de orquesta Enoch Light en el año 1959 como subsidiaria de Grand Award Records y que posteriormente fue absorbida por ABC-Paramount Records.
Command Records se concentró en grabaciones de alta calidad y en la experimentación con el sonido estereofónico que se presentó en sociedad en los primeros años sesenta del pasado siglo.
De hecho, una de sus primeras referencias Command Stereo Check Out, tenía toda la cara A dedicada a sonidos para testear la correcta calidad del equipo de reproducción del oyente, y en la cara B se incluían 4 piezas musicales de su catálogo.
Light quería tener los mejores discos del mercado no sólo a nivel auditivo sino también a nivel estético e informativo; con detalles del proceso de grabación, consejos para una correcta audición de cada una de las piezas incluidas en el disco, la lista de los músicos participantes, etc.
Los directores de arte de las discográficas solían encargar una fotografía o una ilustración para la cubierta, a la que aplicaban la tipografía con el nombre del álbum, el artista, etc. Light en su búsqueda de la perfección contrató a Charles E. Murphy como director de arte, un veterano de la guerra de Corea que había estudiado en Yale con Josef Albers como profesor, y al que invitó a participar en su proyecto.
Albers diseñó siete cubiertas para Command a partir de elementos básicos como la línea, el círculo y el cuadrado; unos elementos que pese a la rigidez de la forma estaban situados sobre la superficie de la funda de manera que generaban una sensación de movimiento y que en ocasiones (Persuasive Percussion o Pictures at an Exhibition) recuerdan a las variaciones de un osciloscopio al registrar los cambios de sonido. En las carátulas de Albers predominaba el blanco y el negro, dos en negativo y las otras cinco en positivo, algunas con sutiles pinceladas de azul, violeta o rojo oscuro.
Albers propuso una línea de trabajo minimalista basada en la abstracción, una propuesta muy alejada de todo lo que se hacía hasta aquel momento en el diseño de las caratulas; unos trabajos que recuerdan a los primeros ejercicios que se realizan en las escuelas de diseño gráfico y que seguramente él mismo proponía a sus estudiantes en Yale.
A partir de las ideas de Albers, Murphy siguió con la dirección de arte de las portadas de Command hasta finales de los años sesenta, añadiendo color a la paleta básica de Albers, jugando con la geometría y los efectos visuales e incluso incorporando un uso potente de la tipografía, quizá influenciado por el trabajo de Reid Miles para Blue Note Records.
El regalo
Para terminar este texto me gustaría compartir una curiosa portada realizada por Saul Bass para un disco de Frank Sinatra. Saul Bass, uno de los personajes más relevantes de la historia del diseño gráfico, suele ser conocido por sus trabajos en identidad corporativa y por sus títulos de crédito para películas.
También diseñó portadas de discos, la mayoría de ellas para las bandas sonoras de las películas para las que también había realizado los títulos de crédito como Joan of Arc, West Side Story, Exodus, etc. Un trabajo no especialmente brillante, quizá por tener que partir del trabajo previo que había realizado para otro medio (el cine) y que nunca se planteó de manera independiente.
En cambio, su trabajo para el Lp de Frank Sinatra, Tone Poems of Color, podría formar parte del catálogo de Command; una cubierta en la que, a pesar de la popularidad de Sinatra, prescinde prácticamente de utilizar su foto –la relega a un tamaño minúsculo a la parte superior izquierda- y jugando con el título del disco, compone la portada a partir de gruesas líneas de colores casi siempre oscuros y cálidos, con superposiciones tipográficas de texto y cuadros de separación con cambio de color.
Otra vez el uso de la línea y el cuadrado, elementos básicos que utilizó Albers en sus trabajos y una curiosa coincidencia en el trabajo de dos iconos del diseño gráfico.