Poner una vela de la suerte, evitar pasar por debajo de una escalera, llevar el amuleto de la suerte en la cartera, no pisar ninguna línea de camino a una presentación del cliente… seguro que este año más de un estudio o agencia se ha replanteado sus rituales para tener suerte. Y todo gracias a Sheila Dobón (SD) y Guille Longhini (GL), diseñadores gráficos encargados de la campaña de la 55ª edición de los premios ADG Laus. Una campaña que ha desplegado el extenso universo de los rituales y la fe, con piezas audiovisuales con una dirección artística propia, de gran calidad. Nos cuentan cómo han trabajado la campaña de este año, sus referentes y cómo les llega la inspiración (¿divina?).

No sois un estudio en sí, pero hemos visto muchos proyectos que habéis desarrollado juntos. ¿Qué tipo de proyectos os caracterizan como tándem creativo?
GL: Somos dos estudios y dos sensibilidades independientes, pero hay proyectos que requieren de una doble mirada. Nos interesa trabajar siempre al servicio de la cultura, porque creemos que es una manera de aportar nuestro granito de arena, de hacer funcional el diseño en un nivel más elevado. Allí encontramos una motivación compartida. Y de paso aprendemos mucho el uno del otro.
SD: Y a medida que hemos ido sumando proyectos juntos, hemos desarrollado un sistema de trabajo que nos hace sentir cómodos. Claro que va a épocas, pero nos gusta ponérnoslo fácil para disfrutar del proceso creativo. Trabajamos mucho el concepto y la idea y no paramos hasta encontrar la mejor forma de materializarlo.
¿Tenéis referentes en la profesión?
GL: Es una pregunta difícil, ya que muchos de nuestros referentes abarcan muchas disciplinas artísticas. Pero, centrándonos solo en la profesión, ahora te podríamos decir estos tres: Storm Thorgerson, América Sánchez y Wang Zhihong. Y si nos lo preguntáis de nuevo en un rato, te diríamos otros tres.
SD: Nos gusta estar al día de lo que se mueve en el sector, pero intentamos buscar referentes fuera del diseño para evitar miradas condicionadas. En el arte y la cultura encontramos mucha inspiración y según el proyecto, exploramos distintos lenguajes. Para esta campaña, por ejemplo, hemos consumido mucho cine, música y fotografía analógica en busca de ideas. Y por nombrar alguna referencia del sector, Paula Scher siempre está ahí.
¿Qué es lo que más os gusta de vuestra profesión?
SD: Para mí, la aventura que supone cada nuevo proyecto: cuando me llega uno que me motiva, me invade la ilusión, pero también la impaciencia por ver cómo termina. El proceso creativo es un camino muy alejado de ser plano y previsible, y eso no me gusta tanto, o sí, no sé. Lo que tengo claro es que al final de cada proyecto, siento que me lo he pasado bien.
GL: Lo que más disfruto es la génesis de cada proyecto: ese instante en que las primeras ideas toman forma y aparece “el concepto”. Es un clímax temprano, quizá el más breve, pero también el más intenso. A partir de ahí, cada proyecto abre una puerta a un mundo nuevo, lleno de descubrimientos, momentos emocionantes… y, a veces, oscuros.

¿Qué os animó a presentar vuestra candidatura para realizar la campaña de los ADG Laus 2025?
SD: Creo que íbamos a lomos de la inercia, veníamos de trabajar juntos en otra campaña, vimos la oportunidad y sin pensarlo demasiado nos lanzamos. Juraría que no fuimos conscientes de lo que suponía hasta que resultamos seleccionados, pero teníamos muchas ganas de trabajar en esta campaña. En las ediciones anteriores hubo mucha calidad y nos apetecía exprimirnos para mantener ese nivel, o al menos intentarlo.
GL: Eso de “exprimirnos” es algo que nos caracteriza como tándem. En nuestro interior sentíamos que era el tipo de proyecto que nos tocaba hacer, no solo por lo que representa para nosotros, sino también por el difícil reto de “diseñar para diseñadores”. Eso nos añadió una motivación extra, y desbloqueó algunos miedos también.
¿Cómo se enfrenta el encargo de diseñar una campaña dirigida a vuestras colegas de profesión?
GL: Primero, con mucho respeto y un gran sentido de responsabilidad. Pero luego con soltura, porque si nos tomábamos demasiado en serio la presión, podíamos perder frescura. Desde el principio tuvimos claro que queríamos conectar más con la parte espiritual del designer que con la estrictamente profesional.
SD: Sí, con mucha responsabilidad y bastante presión, aunque está bien, la presión es divertida.

Habladnos de la campaña. ¿En qué se inspira?
GL: Se inspira en algo muy personal, pero a la vez universal. La idea de los «rituales» surge de una conexión con lo sagrado dentro de la práctica del diseño: la superstición, los pequeños hábitos que los diseñadores tenemos antes de un gran encargo, el azar y la intuición, que también juegan un papel importante en la creatividad.
SD: Todo el mundo tiene su ritual, sea espiritual o terrenal, sobre todo cuando buscamos reconocimiento o éxito. También a cualquier escala, sea a través de gestos cotidianos o escenarios más preparados, usamos varias formas de ritual: cruzar los dedos, besar un amuleto colgado al cuello, tocar madera, poner una vela… Nos interesaba destacar cómo cada persona canaliza su deseo de suerte, alejándonos de cualquier idea elitista y acercándonos a algo más humano y personal con un estilo analógico que refuerza lo simbólico.
GL: Quizás el mayor reto fue contener esa idea: cuando un insight es tan amplio y potente, aparecen mil formas de representarlo. Ha sido un ejercicio constante de contención. Hemos pasado por muchas versiones y enfoques distintos antes de llegar al resultado final…
SD: Al final, nuestro objetivo es que quienes participen se sientan reflejados en esa superstición cotidiana.
En la campaña hemos ido viendo muchos rituales. ¿Vosotros sois supersticiosos? ¿Tenéis algún ritual?
SD: El ritual del que tengo más conciencia, me lo pegó mi abuela: en cuanto a trabajo se refiere, siempre enciendo una vela cuando necesito un poco de suerte. Y a raíz de pensar tanto en esta campaña, he detectado que muchas de mis rutinas previas a acontecimientos importantes, en sí mismas son rituales: una playlist específica, unos calcetines concretos, un peinado, una meditación y visualización que me ayuda a preparar el momento.
GL: Heredé de mi padre, y él del suyo, el ritual de tirar la sal sobrante hacia atrás. Lo tengo tan arraigado que, a veces, incluso debo salir del lugar donde estoy para hacerlo sin ensuciar ni molestar a nadie. ¡Y, sinceramente, todavía me impacta cuando se me cruza un gato negro o alguien abre un paraguas en un interior! En todo esto hay un debate filosófico muy profundo. Durante mucho tiempo, hemos estado inmersos en la lógica racional del logos, en la precisión, la estructura y la razón. Pero el diseño también tiene un lado más instintivo, simbólico y emocional, un mythos que conecta con lo intangible. Con esta campaña buscamos equilibrar ambos mundos.

¿Qué vamos a ir viendo a lo largo de esta edición de los premios en cuanto a la campaña?
SD: Es una campaña con un recorrido extenso, así que hemos planteado un ritmo progresivo y diversidad de formatos. En la primera fase, hemos trabajado mucho con vídeo en redes, y en las siguientes fases seguiremos apostando por este formato, combinándolo con algunas piezas físicas más ilustrativas. La campaña evolucionará a medida que se acerque la Nit ADG Laus.
GL: Desde el inicio tuvimos claro que la idea debía apoyarse mucho en lo audiovisual y que, en lo formal, tenía que ser auténticamente analógico. Era nuestra forma de darle más alma a un entorno que suele ser frío como el digital. Así que nos lanzamos de cabeza a las lentes soviéticas antiguas de posguerra, las texturas imperfectas y la magia de la filmación manual. Ahora, además de diseñador, puedo decir que tengo un máster en enfocar a ojo y domar objetivos que pesan más que mi portátil.
¿Os da miedo la reacción del público, o que pueda haber alguna polémica?
SD: Supongo que en cierto modo sí, siempre existe ese punto de incertidumbre. Es una campaña con mucha visibilidad y ofrece exposición para lo bueno y para lo malo, aunque siempre es divertido encontrarte con algún “hater” que te desestabilice un poco.
GL: Mentiría si dijera que no temo a las reacciones, ¡pero me encantaría que hubiera polémica! Hay una frase en El retrato de Dorian Gray que dice: «Solo hay una cosa en el mundo peor que hablen mal de ti, y es que no hablen.» Si al bueno de Oscar Wilde esto le tranquilizaba, a mí también.
¿Nos vemos el 19 de junio en la Nit ADG Laus?
SD: Ahí estaremos, poniendo el broche final a esta aventura.
GL: Y velando por mantener el equilibrio entre la magia, la emoción y la lógica.
Descubre todos los proyectos publicados por Guillermo Longhini y Sheila Dobón.