ADG-FAD reconoce la apuesta y la estrecha vinculación con el diseño desde los inicios de la empresa familiar de restauración
El premio Laus Empresas y Entidades es un reconocimiento a aquellas empresas y entidades que sobresalen por su larga, fructífera e inspiradora relación con el diseño gráfico y la comunicación visual. Una relación que fomenta el buen uso del diseño, impulsa el éxito de empresas y organizaciones, contribuye al desarrollo de la sociedad y mejora la calidad de vida de las personas.
Este año, la Junta de ADG-FAD otorga el premio Laus Empresas y Entidades a Grupo Tragaluz por la significativa apuesta y estrecha vinculación de su proyecto con el diseño gráfico, el diseño de interiores y el diseño de mobiliario y por haber confiado desde sus inicios en profesionales de la talla de Peret, Pepe Cortés, Javier Mariscal, Mario Eskenazi, Eva Balart de RUN Design, Sandra Tarruella y Frederic Amat, entre muchos otros.
Todo empezó en 1991 con un pequeño restaurante al que Rosa Maria Esteva, el alma máter de Tragaluz, y su hijo Tomás Tarruella, que por entonces tenía 20 años, llamaron Mordisco. Nunca imaginaron que ese modesto local acabaría convertido en una suerte de institución en Barcelona. Un hervidero para artistas, músicos, diseñadores y arquitectos en plena ola preolímpica.
Después del Mordisco vino el mítico Tragaluz, el antiguo Hotel Omm, El Japonés, el Bar Lobo, el Bestial, el Pez Vela, el Green Spot… y un larguísimo etcétera de restaurantes absolutamente únicos y genuinos. Aprendieron del prueba-error y del sentido común. También decidieron que ningún concepto se repetiría nunca. Pero sí hay una premisa que aplican en todos sus proyectos: el interiorismo, el diseño y el arte siempre han estado al mismo nivel que la gastronomía.
Para vosotros el diseño y la decoración siempre han estado al mismo nivel que la comida. ¿Por qué dirías que es tan importante?
Tomás Tarruella: Lo hemos tenido interiorizado desde siempre. Siempre he valorado mucho los espacios, por donde entra la luz, la altura, las texturas de los materiales… Tanto mis abuelos como mi madre nos han llevado siempre de viaje, a museos y a comer a muchos tipos de restaurantes. Y al final en los nuestros aplicamos todo lo que nos gusta.
Para el Tragaluz encargasteis la vajilla a Mariscal, el interiorismo a Pepe Cortés y los frescos a Isabel Esteva. ¿Cómo elegís a vuestros colaboradores?
TT: El mundo del arte y del diseño siempre nos ha apasionado y justamente el Mordisco se convirtió en un centro de reunión de artistas. Un día vino Pepe Cortés y le comenté que teníamos un proyecto nuevo y dijo: pues yo te lo hago. Después otro día estaba Mariscal por ahí y le pedimos la vajilla. También estaba Barceló y nos hizo un dibujo y estaba Peret y nos hizo el diseño. Era una relación de amigos. Teníamos siempre a artistas muy cerca por amistad, porque nos los presentaban y porque nos interesaba mucho el arte. ¿Y cómo escoges uno u otro? Pues depende del sitio. Nosotros nunca hemos hecho un proyecto y luego hemos buscado un local, más bien el local nos ha encontrado a nosotros. Y cuando ha pasado esto, hemos empezado a soñar. Entonces les llamamos y casi siempre nos dicen que sí.
¿Con quién te ha gustado más trabajar en el ámbito del diseño?
TT: Con mi hermana Sandra Tarruella, por supuesto. Hemos viajado mucho, nos lo hemos pasado muy bien, hemos aprendido juntos. Luego tengo mucho respeto a Isay Weinfeld, un arquitecto brasileño que hizo el Four Seasons de Nueva York. Le llamé un día pensando que me mandaría a la mierda pero curiosamente conocía el grupo Tragaluz y me dijo: si vienes a São Paulo lo hablamos. Y cogí y me presenté en su despacho y sí, sí, nos hizo dos proyectos, uno en Colombia y después el Green Spot en Barcelona. Es un señor muy respetado que habla muy tranquilo, me encantó trabajar con él. Luego con Mario Eskenazi a nivel de grafismo también, es amigo mío, es un tío que sus logos no solo se mantienen sino que mejoran con el tiempo. Con Frederic Amat igual. Te diría que con todos con los que he trabajado porque como tengo una relación muy familiar con ellos me lo paso muy bien.
¿Te gusta que te sorprendan o tienes muy claro lo que quieres?
TT: Yo soy muy prudente, les digo lo que me gustaría pero no me meto en lo que hacen. Tengo la suerte de que casi nunca me han sorprendido para negativo. Intento coger gente con la que me siento afín, que me guste lo que hagan y después confío en ellos.
¿Qué tienen que tener para que quieras trabajar con ellos?
TT: Miro mucho sus trabajos y pienso si va a encajar en nuestro proyecto. Al final busco que sea una persona sensible. Nosotros somos muy abiertos, nos dejamos sorprender. Frederic Amat me llenó los cristales con una especie de moscas y arena en el Bestial cuando lo que yo le pedí fue un mural detrás de la barra. Fue maravilloso pero cuando me lo dijo me quedé dos días en shock. Y luego sí, me di cuenta de que era mucho mejor de lo que yo le había pedido.
El texto es un extracto de la entrevista a Tomás Tarruella que aparecerá publicada de forma íntegra en el Magabook ADG Laus 2020.
Texto: Gemma Cuadrado Soler
Fotografías: de sus autores