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Ideas
Montoya

Indefinido, simple y abierto a posibilidades

En el corazón de Poblenou hay un luminoso pasaje, un oasis de tranquilidad y armonía donde se encuentra Montoya, un espacio para la reunión, ejecución y desarrollo de proyectos.

Jordi Veciana (JV) y Skye Maunsell (SM) son sus fundadores y nos reunimos con ellos para que nos explicaran más sobre el espacio que han creado.

¿Cuál es vuestro background?

(JV) Soy diseñador industrial, mi carrera empezó con el automovilismo y trenes, pero al final la vida me llevó más hacia el diseño industrial, mobiliario e iluminación. También he hecho interiorismo en el mundo hotelero y lighting design. Viví en Nueva York 12 años y trabajé para Massimo Vignelli, Ralph Lauren y el grupo Inditex.

(SM) Soy interiorista y aunque empecé trabajando en set design en Inglaterra, finalmente me acabé interesando más por el diseño de interiores porque me gustaba la idea de que las cosas tuvieran una duración menos efímera. Soy inglesa, pero llevo 16 años viviendo en Barcelona. Actualmente cada uno tenemos nuestro estudio, pero colaboramos en proyectos que hacemos conjuntamente.

¿Cómo empezó Montoya? ¿Qué fue primero, el edificio o el proyecto?

(SM) Estuvimos buscando espacios durante bastante tiempo y encontramos éste que añadía el pasaje privado. El diseño lo adaptamos al edificio existente y a su historia. Cambiamos los accesos y una parte importante del proyecto era que hubiera un espacio verde para traer el exterior al interior y viceversa.

(JV) Nosotros ya hace 14 años que estamos en Poblenou. Estuvimos en otro espacio anteriormente, pero siempre nos ha interesado la arquitectura fabril del barrio.
Este edificio lo estuvimos mirando durante mucho tiempo hasta que tuvimos la oportunidad de comprarlo. Lo que más nos interesó fue la distribución de los espacios que incluía el pasaje, el sótano y la parte de arriba, cada uno con su carácter particular.
Pusimos en Montoya la idea de montar un estudio compartiéndolo con otros profesionales, que no fuera un coworking, sino un espacio de trabajo que compartes con personas afines a ti. Esto nos ayuda a crear conexiones entre las distintas profesiones y nos da la posibilidad de enriquecernos mutuamente a la vez, dando lugar a proyectos que no podríamos hacer de una forma más individual. El mismo edificio también nos da la posibilidad de hacer eventos culturales de interés para nosotros y que los propios habitantes de Montoya puedan generar esos contenidos que crean un enriquecimiento personal y profesional. Conseguimos que este proyecto, que surgió de una forma espontánea, finalmente se consolidara en un edificio. Todo coincidió en esa intersección de encontrar el espacio y aplicar todas estas ideas. La idea era crear un espacio híbrido y versátil.

¿Qué había anteriormente en este espacio?

(JV) El sótano era un depósito de grandes contenedores, durante la historia fue un almacén de muchas cosas: de aceite, de papel, pieles, etc. Toda la zona era un complejo industrial muy potente.

¿Qué filosofía hay detrás de Montoya?

(SM) Montoya puede responder a muchos conceptos, algunos que aún no existen. Buscamos flexibilidad, que sea adaptable, que no sea concreto. Vamos cambiando según va reaccionando la gente, sobre todo la planta de arriba que es polivalente. En algún momento hemos pensado también en hacer un concept store que sea temporal. No es un coworking porque es muchas cosas.

(JV) El mundo está transformándose constantemente y por tanto es interesante tener un espacio versátil en el que puedas trabajar, vivir o hacer una exposición y que se adapte de acuerdo a este dinamismo. No veíamos modelos que acabaran de cubrir nuestras necesidades y hemos intentado crear una variación de esos modelos ya existentes.

(SM) La idea era hacer un espacio cómodo para inspirar, crear lo que no encuentras. Todos los espacios así son muy fríos, corporativos o demasiado ruidosos, siempre hay algo que no te convence. Nunca he visto un espacio que tenga esa sensación de comodidad, que hace que te sientas como si estuvieras en casa.

(JV) Un espacio indefinido, abierto a cualquier posibilidad y con algo común: todos los espacios tienen un confort visual y aportan cierto relajamiento. Transformar un espacio industrial en algo vivible. El briefing que nos pusimos era: indefinición, abierto a posibilidades y domesticar un poco el espacio para que sea agradable. Simple, sin un alarde tecnológico. No sabíamos si esto funcionaría y cubriría las necesidades de todos los habitantes de Montoya, pero muchas veces la gente viene con un laptop y un libro y no necesita más. Para nosotros es muy importante puntualizar que no somos un coworking porque buscamos cosas distintas a lo que ofrecen normalmente este tipo de espacios.

¿Cómo es el proceso de selección para entrar en Montoya?

(JV) Pensamos en hacer una web con unas preguntas muy básicas y así empezar una conversación. Después de esta primera entrevista, tendríamos un encuentro personal para poder valorar si la persona o empresa tiene un contenido y objetivos que encajan con nosotros.
Queríamos ir creciendo de forma paulatina e ir adaptando el espacio según la gente que fuera entrando.

(SM) El cuestionario no tiene una función de crear una cosa elitista, pero nos interesa saber el perfil de la gente que entra. Intentamos ver si la persona o el proyecto funciona y si habrá una buena energía con las otras personas que ya están aquí. Buscamos diversidad, gente que tenga ganas de colaborar y que sea abierta. A veces hay gente que nos gusta mucho pero el espacio no permite de momento acogerlos. Por ejemplo, en un futuro nos gustaría tener un taller para artistas y expandirnos un poco.

¿Hay flexibilidad en cuanto a la estancia en Montoya?

(JV) Hay personas más fijas a las cuales les llamamos ‘partners’ pero también hay otras, sobre todo de fuera, que vienen para un mes o incluso tres días y nos parece interesante que exista esta posibilidad. Hay una parte de contactos que los denominamos ‘partners externos’ y que mantenemos contacto con ellos con la intención de ir ampliando la red para que Montoya tenga su espacio físico, pero también el virtual para aquellos que están interesados en seguirnos e intercambiar proyectos.

(SM) Hay gente que viene a menudo a Barcelona por trabajo y ya sabemos que van a venir de forma intermitente, pero es interesante porque con el tiempo se van conociendo con las personas que están aquí de forma más permanente y forman parte del grupo.

(JV) Creo que las infraestructuras se han de compartir cada vez más. Tener un coche propio, una casa propia, un parking propio, no es funcional ni rentable. Creo que vamos a compartir cada vez más y cambiará la forma en que vivimos y esto ayudará a reducir costes y consumo.

¿Cómo se divide el espacio?

(SM) La mayoría de la gente no tiene una mesa propia. Hay personas en concreto que lo han pedido y les hemos habilitado un espacio, pero en general la gente viene y se sienta donde quiere y usa los espacios según sus necesidades.

Es visible la harmonía estética de todos los elementos del proyecto, ¿Quién lleva la dirección de arte?

(SM) El logo y la página web la ha diseñado Folch, pero la comunicación la hacemos nosotros. A nivel de fotografía trabajamos bastante con Salva López que nos ha hecho todas las fotografías del espacio, pero las redes las llevamos internamente. Intentamos tener una imagen coherente que sea simple.

¿Qué tipo de eventos queréis alojar?

(SM) A veces alquilamos los espacios a externos, pero también organizamos eventos nosotros. Nos interesa hacer actividades con contenidos interesantes como charlas y exposiciones de arte, estamos intentando conectar más con este último sector, pero no como una galería y que no sea de forma masiva, igual ser como una extensión de otro espacio expositivo. Hemos hecho ya alguna exposición y tenemos otra en camino, también tuvimos una charla más relacionada con la tecnología y queremos hacer proyectos más sociales como un evento que hicimos con TopManta.

(JV) Es importante que la gente que habita Montoya organice cosas para que el espacio se autogestione. También hacemos colaboraciones con instituciones. Es interesante la conexión con lo local pero también con lo internacional para que lo de aquí tenga una proyección hacia fuera. Creemos que podemos ayudar y ser una plataforma más en la ciudad y que a quien le interese pueda participar.

¿Por qué la elección de Poblenou como sede?

(SM) Llegamos a Poblenou hace muchos años, nos llama mucho la atención la arquitectura industrial y también es difícil encontrar espacios grandes en otras zonas de la ciudad. A mí también me encanta la tranquilidad que hay en el barrio, aunque creo que está cambiando un poco. Hay mucha creatividad en Poblenou ¡aunque a veces escondida!

 

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